domingo, 18 de mayo de 2008
"Anatomía completa del Hombre"-1775
Este es el libro de las anécdotas. Tanto por su contenido, como por las vicisitudes que personalmente le han envuelto.
En primer lugar os contaré las anécdotas personales, que creo que pueden servir como consejo al bibliófilo. Recuerdo cuando lo halle en la caseta de unos libreros de cuyo nombre me gustaría olvidarme, siguiendo la costumbre, en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Valencia. En aquel momento aun estaba un poco verde en esto de ir por el mundo comprando libros viejos, y por supuesto la inexperiencia se paga. El libro me pareció magnífico, pues yo no tenía en aquel momento ningún libro de medicina ilustrado de esta época. Me pareció raro y el precio era el que tendría que tener si estuviera perfecto. Pero tenía una hoja rota con pérdida de texto. Le pregunté si por lo demás estaba completo y podía hacerme un detalle en el precio. Afirmo lo primero y negó lo segundo. Le di un vistazo rápido, le pague y me lo llevé. Al cabo de un par de semanas empecé a leerlo y al final del índice venía la “tabla de colocación de estampas”, y me di cuenta que faltaba la “estampa proemial”. El resto de los grabados vienen numerados del uno al veintidós por lo qué en esa vista rápida inicial no caí en la falta.
Lección: Revisa bien un libro antes de comprarlo, pero bien, bien. Aunque el librero te diga como fue en este caso. “Está revisado”. No pongo en duda la honradez del librero por lo de “si cuela, cuela” pero sí la falta de cuidado en el proceso, y más en este tipo de libros.
Transcurrido un tiempo, quise poner un remedio a las faltas del libro. La labor de los bibliófilos en este aspecto es encomiable. Gastamos tiempo y dinero en la conservación de los libros, que con el tiempo, irán pasando de mano en mano, cuidándolos y procurando que el paso de los años no hagan mella en ellos.
Pues bien, me puse manos a la obra y localice el lugar más cercano donde encontrar un ejemplar de la “Anatomía completa de hombre” de 1775. Lo encontré en la Biblioteca Valenciana. Fue un verano; me saque la tarjeta de investigador y solicite el libro. Primera negativa. El fondo antiguo no se ve, salvo condiciones muy especiales. Pero bueno, pude acceder al microfilm y sacar copias, pero las copias son de un tamaño que no se corresponden con el original y de la peor calidad que podamos imaginar. Por lo que le explique al funcionario que me atendió que pretendía recuperar un ejemplar de dicha obra y si existía la posibilidad de poder sacar un par de copias digitales. Había que hacer unas consultas y seguir unos pasos que era tan farragosos que desistí en el empeño. Aprovecho este artículo para dar las gracias a la Biblioteca Valenciana por las facilidades dadas para la conservación del Patrimonio Bibliográfico.
Una vez terminadas estas pequeñas anécdotas os hablaré del autor y del libro. La “Anatomia completa del hombre, con todos los hallazgos, nuevas doctrinas y observaciones raras hasta el tiempo presente, y muchas advertencias necessarias para la cirugia segun el methodo con que se explica en nuestro theatro de Madrid” , que es el título completo de la penúltima de las nueve obras que escribió Martín Martínez, médico y filósofo español nacido en Madrid el 11 de noviembre de 1684 y fallecido en la misma capital el 9 de octubre de 1734. Desde 1706 ocupó una plaza de médico en el Hospital General de Madrid, fue profesor de anatomía, médico de cámara de Felipe V, examinador del Protomedicato y presidente de la Regia Sociedad de Medicina de Sevilla. Amigo y defensor de Feijoo, es uno de los renovadores de la medicina española durante las primeras décadas del siglo XVIII. Y como le sucediera a Feijoo se vio envuelto también en violentas polémicas (en particular con Bernardo López de Araujo y con Juan Martín Lesaca). En filosofía asumió las posiciones de cierto «escepticismo» (que algunos comentaristas asocian a una suerte de eclecticismo): en los diálogos entre un aristotélico, un cartesiano, un gasendista y un escéptico que conforman su Filosofía escéptica, Martín Martínez asume esa última posición. Reivindicó la tradición médica española (desde Gómez Pereira hasta Sabuco), defendiendo la utilización del vocabulario clásico español en medicina frente a los galicismos que las modas afrancesadas iban imponiendo (lo que no empecía para que Martínez difundiera entre los españoles las novedades anatómicas y quirúrgicas de la medicina gala).
El ejemplar que aquí os muestro es la cuarta de las cinco ediciones que se hicieron de este tratado. Es un formato 4º y está impreso en la imprenta de Miguel Escribano. Tiene un frontispicio precioso obra de Mathias Irala, en el que vemos una disección de un cadáver en una clase de medicina, este grabado es emblemático dentro de la historia de la medicina española. Luego le siguen 8h+592 pags. +4 hojas de índice alfabético y le acompañan 24 grabados (23 en el mío). La obra se divide en tratados estos en lecciones y estos a su vez en capítulos. Luego la mayoría de los capítulos termina con “casos raros” que son auténticos tratados de teratología, algunos realmente imaginativos como en los casos que nos muestra en el capítulo dedicado al corazón. El de un niño que nació en 1706 con el corazón fuera del pecho; creíble. O a aquel feroz hombre que tenia todo el corazón cartilaginoso o aquel ajusticiado veneciano que lo tenía lleno de pelos; poco creíble. O el hombre que tenía tres testículos, el Rey de Bohemia Ludovico que desde su nacimiento nunca tuvo epidermis ¿? (Pág. 60) o la mujer de la isla Marcarsar que tenía los pechos en la espalda. De verdad muy entretenido.
Así que a pesar de lo dicho al principio y que esté ligeramente amarronado en algunas hojas y grabados, estoy contento de tener un ejemplar de esta obra.
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