lunes, 21 de abril de 2008

"Ensayo sobre los Alphabetos de las letras desconocidas...". 1752





“Ensayo sobre los alphabetos de las letras desconocidas, que se encuentran en las mas antiguas medallas y monumentos de España”. Este es el singular título del libro que hoy os muestro.
No es un libro raro, ni en las bibliotecas, ni en el mercado del libro antiguo. Pero no por ello deja de ser interesante que ocupe un lugar en la balda de una biblioteca de viejo. Una vez más, el año de impresión, 1752, nos anuncia que nos encontramos en la época del interés general por todo aquello que queda por descubrir. Afán de conocimiento.
Luis José Velazquez, nacido en Málaga, dentro de la noble familia del Señor de Valdeflores y Sierra Blanca, el 5 de noviembre de 1722, cursó estudios en el Colegio Imperial de San Miguel de Granada y en el Colegio de los Clérigos menores de su ciudad natal. En 1743 perteneció a la Academia del Trípode, que el conde de Torrepalma tenía establecida en su casa de Granada, y a la Academia del Buen Gusto, que se reunía en la casa de la marquesa de Sarriá en Madrid. Frecuentó reuniones y tertulias de escritores y poetas de la época. A pesar de ese primer interés por la literatura, poco a poco, Velázquez se decantaría por los estudios históricos, especialmente a raíz de su ingreso en la Real Academia de la Historia en 1752, año en el que se le encargará uno de los viajes arqueológicos por España más importantes del siglo XVIII, la misión científica más significativa de su vida. Posiblemente por su estrecha relación que el malagueño tenía con el por entonces director de la Academia, Agustín Montiano de Luyando. En ese mismo año, publicó la obra que nos ocupa.
En ella intenta buscar un significado a las letras iberas cotejándolas con las griegas y fenicias, pero la ausencia de signos vocales en las monedas bilingües o en aquellas en que se conoce la ceca, le van acercando más hacia el fenicio.
Aunque las conclusiones de Velazquez no son muy acertadas, sí que tiene el mérito de ser la primera obra que trata en profundidad el tema


La obra está impresa en la oficina de Antonio Sanz, que fue impresor del Rey y de la Academia. Es muy bella. A la portada le siguen dos hojas con la dedicatoria al Rey en grandes letras, seguidamente cinco páginas de dedicatorias, licencias y tasa dan paso a cuatro páginas de tablas. El cuerpo de la obra la forman 163 páginas de amplísimos márgenes en el que el texto, en cada página, sólo ocupa veinte líneas. Por último después de una portadilla y una advertencia al lector, inserta veinte grabados a hoja completa, sobre alfabetos y figuras de monedas.
Mi ejemplar esta limpio, lo completa una encuadernación inglesa de buena calidad con los planos en piel lisa, a excepción de un doble filo que sigue el contorno del plano. Y un bonito lomo con nervios, cuajado, y un tejuelo rojo con el título.
Este libro se lo compré a un librero americano, que tiene librería en Portugal. Muy cordial, tuvo el detalle de incluir el exlibris portugués que estaba suelto dentro del libro. Que por cierto se lo regalé aun buen amigo librero valenciano.


19 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días amigo Lamberto: me parece genial la idea de ir mostranto tu biblioteca y pasatiempo agradable el leer tus comentarios llenos de amor por los libros. Parece que tu ejemplar lleva encuadernación de época en pasta pero el tejuelo parece actual al llevar "nombre del autor -barra- título" práctica iniciada en el XIX. Bello libro. Dirás que es común pero ya me gustaría tenerlo en mi humilde librería.
Por cierto visité "el blog de los libros" por indicación tuya. Dejé un comentario que no debió de ser del agrado del amo de la página y no lo ha publicado. ¿Porqué tú también exiges una palabra de control? Me parece algo próximo a la censura. El comentario que dejé en el otro blog era primero de felicitación, pues también es muy ameno, y segundo de crítica por usar la palabra "conformar" ("la biblioteca la conforman 4,000 volúmenes). Le indiqué que aparte de ser una cursilería culterana más propia de presentador de noticias en la tele o periodista fatuo está mal usada: conformar es distinto a "formar". Desde hace tiempo está de moda su uso en vez de "formar" por dar un tono pretendidamente más elegante y culto. Es como lo de "implementar", es cursi hasta la médula.
Saludos cordiales y ánimo con tu empresa. DIEGO MALLÉN

Anónimo dijo...

Buenos días amigo Lamberto: me parece genial la idea de ir mostranto tu biblioteca y pasatiempo agradable el leer tus comentarios llenos de amor por los libros. Parece que tu ejemplar lleva encuadernación de época en pasta pero el tejuelo parece actual al llevar "nombre del autor -barra- título" práctica iniciada en el XIX. Bello libro. Dirás que es común pero ya me gustaría tenerlo en mi humilde librería.
Por cierto visité "el blog de los libros" por indicación tuya. Dejé un comentario que no debió de ser del agrado del amo de la página y no lo ha publicado. ¿Porqué tú también exiges una palabra de control? Me parece algo próximo a la censura. El comentario que dejé en el otro blog era primero de felicitación, pues también es muy ameno, y segundo de crítica por usar la palabra "conformar" ("la biblioteca la conforman 4,000 volúmenes). Le indiqué que aparte de ser una cursilería culterana más propia de presentador de noticias en la tele o periodista fatuo está mal usada: conformar es distinto a "formar". Desde hace tiempo está de moda su uso en vez de "formar" por dar un tono pretendidamente más elegante y culto. Es como lo de "implementar", es cursi hasta la médula.
Saludos cordiales y ánimo con tu empresa. DIEGO MALLÉN

lamberto palmart dijo...

Amigo Diego, agradezco tus comentarios críticos, tanto de este artículo como el del "La Biblia del Bibliófilo". Muy acertado acertado el comentario del tejuelo; efectivamente no es la encuadernación original y por el estado de conservación debió ser hecha bien entrado el XIX.
Sí que es cierto que los comentarios los puede regular la persona que realiza el blog, pero yo me he propuesto no omitir ninguno a no ser que fuera claramente ofensivo o de mal gusto. Es mas, agradezco las opiniones críticas tanto o más que los elogios.
En cuanto a lo de la palabra de control, es propio del mecanismo del blog. Intentare buscar otro modo.
Me dices que conoces a Francisco Mendoza, sería para mi un honor que le facilitaras la dirección de mi blog y que opinara sobre él.
Saludos y otra vez gracias.

Anónimo dijo...

Amigo Lamberto: ya he enviado a Francisco Mendoza el link de tu página que supongo visitará.
Tal vez nos conozcamos: vivo en Valencia, visito de vez en cuando los libreros de viejo: Toni del Asilo, Rafa Solaz, Gerardo, etc. Soy aficionado también al libro antiguo y al igual que a ti me seducen enormemente los libros españoles del XVIII, que voy reuniendo a medida que mis posibilidades me lo permiten.
Saludos cordiales de DIEGO MALLEN.

lamberto palmart dijo...

Amigo Diego, gracias por enviar el link. Efectivamente soy de Valencia, y conozco a Toni y Rafa Solaz y ellos me conocen, aunque no como Lamberto Palmart. Tal y como esta el mundo,por seguridad, no puedo ni debo dar mi verdadera identidad. Yo por tu nombre no te conozco, aunque seguro que nos hemos cruzado en alguna Feria del Libro Antiguo de Valencia
Extrapolando la cita biblica "Por sus obras, le conocereis"

Anónimo dijo...

¡Estupendo Lamberto! seguro hemos coincidido alguna vez en la tertulia de Toni (sin duda y con todo el respeto, para los demás, el mejor librero de viejo de Valencia). Tampoco yo me llamo Diego Mallen, que como recordarás fue librero francés, nacido en el Delfinado, que se instaló a mediados del XVIII en Valencia, junto a San Martín. Una de sus tres hijas, Josefa, casó con VICENTE SALVÁ Y PÉREZ, el bibliófilo más exquisito que ha dado Valencia. ¿Tienes algún libro de su biblioteca? Si tienes sería estupendo verlo en esta página de internet. Saludos bibliófilos. DIDACVS MALLEN BIBLIOPOLA.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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PECE dijo...

Disculpa por comentarte una entrada tan antigua. Llegué googleando y creo que voy a quedarme un tiempo por aquí, así que de seguro que algún comentario más te dejaré.
Escogí este libro porque lo tengo marcado en muchos catálogos de viejo, aunque al final siempre quedó relegado.
Gracias a tus comentarios es como si lo hubiera tenido en mis manos aunque, claro está, preferible es sopesarlo en las propias y respirar ese polvo que todo libro antiguo posee y que provocan alergias literarias (de las otras prefiero ni hablar).

Es extraño encontrar un coleccionista que guste de compartir, aunque muy agradable sobre todo si además de sus posesiones comparte sus conocimientos.
Gracias por el blog.

lamberto palmart dijo...

Hola Pece, me alegra que te gusten mis artículos. Si, es raro es compartir libros, tambien es raro encontrar bibliófilos, como es tu caso, posiblemente el único que conozco en Melilla. Pero por eso mismo es interesante compartir la pasión por los libros en general y por los antiguos en particular. No es fácil hacerlo en la vida diaria y la red nos permite abrinos al mundo.

Espero que me sigas vistando.

Saludos desde Valencia.

PECE dijo...

De seguro que seguiré por éste y por el nuevo. Aunque de "a poco a poco", en dosis pequeñas, que las exquisiteces hay que saborearlas bien.

En cuanto a lo de bibliófilo... mejor lo dejamos en aspirante, que el sueldo da para lo que da: Algunos ejemplares del XIX y el resto del XX, si puede ser ediciones originales, y casi todo de tema africanista (lo da la tierra como ves).

Lo que no quita que sienta fascinación por todo lo relacionado con el mundo del libro, y en especial del antiguo.

No soy el único por estos lares, hay muchos y grandes coleccionistas por aquí. Un saludo y gracias de nuevo por tus blogs.

lamberto palmart dijo...

PECE, el bolsillo no está reñido con la bibliofilia. Aunque lo que se ve en este blog es mucho, si lo divides en veinte años de busqueda y algún sacrificio, no es tanto. Pienso que si se aman los libros se es bibliófilo, al fin y al cabo "amor librorum nos unit"; se puede ser novato o bibliófilo consolidado, ese es otro cantar. Pero hay muchas especializaciones en la bibliofila, muchas de ellas en libros del XIX y XX. Lo que distingue al buen bibliófilo del bibliómano compulsivo, son las ganas de aprender y la emoción que se siente al tener un bello ejemplar en las manos, aunque sea este el único o primer ejemplar de su biblioteca.

Me alegra que Melilla cuente con más gente interasada en el coleccionismo. Un grato saludo para vosotros.