sábado, 28 de marzo de 2009

“El Comercio del Libro Antiguo”-2008

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Hablar del comercio del libro antiguo es como hablar del sexo de los ángeles. Elucubraciones, cabalas y discusiones bizantinas, expresión esta última que en este caso y como veréis más adelante cobra especial relación su origen, con el tema que nos ocupa.

Se han escrito sobre este tema, tanto trabajos incluidos en obras de bibliología como títulos propios, como por ejemplo “Tasación, valoración y comercio del libro antiguo (textos y materiales)” edición de José Manuel Pedraza Gracia, referente a los cursos que se impartieron entre el 2 y el 6 de septiembre de 2002 en Jaca, promovidos por la Universidad de Zaragoza. Obra clara, concisa, sencilla, asequible y recomendable para todos aquellos que quieran conocer el mundo del libro antiguo con una buena introducción y sin pretensión ninguna. Otros escritos relacionados los podemos hallar en la “Pasión por los libros” de F. Mendoza o “El libro antiguo” conjuntamente por J.M. Pedraza, Y. Clemente y F. de los Reyes.

Últimamente ha llegado a mis manos, previo pago de la módica cantidad de 10 € de vellón, el libro “Comercio del libro antiguo” Ed. Arco Libros, 2008 escrito por el librero de la Librería Luces de Bohemia, experto en el carlismo y exprofesor de la Universidad de Zaragoza, Francisco Asín Remírez de Esparza. Al cual solo he tenido el placer de saludar y no he tenido la ocasión de hablar más distendidamente con él. No así con su hijo Ignacio, al cual si que conozco de muchos años, por atender él personalmente la caseta que su librería instala todos los años en la Feria del libro Antiguo y de Ocasión de Valencia.

Hechas las presentaciones expongo sucintamente las partes que componen esta obra que son los “quinqui libri” o capítulos que la integran; a saber: I -el libro antiguo: términos y periodización. II –El comercio del libro viejo y antiguo: ferias, subastas y catálogos. Las ciudades del libro e Internet. III –Valoración y tasación. La susceptibilidad del mercado español. IV –La influencia temática y las peculiaridades y V –Elementos auxiliares para la tasación del libro antiguo.

Es un libro igualmente recomendable. Pequeño en su formato pero grande en su contenido. Cada línea de desarrollo del tema que expone en cada capítulo es un aporte de datos fundamentales al mundo de la bibliología, conciso y claro, e igualmente novedoso en algunos datos que aporta, en comparación con otras obras de la misma temática.

Una vez vendido el libro, que creo que es lo que hecho, y de verdad vale la pena adquirirlo por los conocimientos aportados en él, voy ha ejercitar mi derecho a la crítica de ciertas ideas, conclusiones, modos y reflexiones de este libro, desde la posición de integrante de esta república bibliófila, formada por libreros, bibliófilos y bibliotecas. Habrá quien piense que no soy el más indicado por mi preparación académica, no llego al nivel del autor, y por supuesto las opiniones que expongo son personales, discutibles y generadas por la propia experiencia.
Pero acaso no critica el ciudadano a su presidente de gobierno o a sus ministros cuando lo considera oportuno. Luego creo que puedo ejercer la crítica, ante quien ejerce de ministro de economía en esta república y redacta un manual de valoración del libro.

Tras la lectura del libro y en comparación con otros, creo que el autor peca de sectario de su propia librería y de unas pautas a seguir totalmente parciales. Creo que no valora suficientemente los nuevos campos en los que nos movemos, ni los nuevos tiempos. Los vanos recuerdos de épocas doradas de la bibliofilia inundan la obra, provocando añorados suspiros por no tener a mano una máquina del tiempo que nos llevara, por ejemplo, a la subasta de Heredia o la del Marques de Morante. Viendo la parte positiva, por otro lado, nos ofrece una información histórica sin par.

El autor también “barre para casa” al dar su opinión acerca de las casas de subastas. Nos informa -y es cierto- que algunas casas de subastas se desentienden de las posibles imperfecciones de los lotes y que la comisión oscila entre el 15 y el 20% más el IVA. Bueno pues ante grandes problemas grandes soluciones, infórmate del lote a adquirir, si no puedes ir personalmente perfectamente puedes llamar por teléfono. Generalmente los precios de salida son bajos por lo que tienes la oportunidad de que alguien no se interese por el lote y poder adjudicártelo a buen precio. En cuanto a las comisiones, podíamos compararlas con las del librero, que desde luego tiene todo el derecho a ganar lo que estime conveniente, tiene sus gastos, etc, etc. Yo tengo buenas y malas experiencias con casas de subastas, igualmente con libreros. Pero el gran mercado del Arte se mueve en salas internacionales como Sotheby’s o Christie’s por ejemplo. El mercado es el qué en última instancia determina los precios y las tendencias. Y las subastas es el mejor escaparate; es puro y rápido mercado.

Igualmente sigue “barriendo” en el tratamiento que hace sobre los manuscritos y los “libros de horas”, del cual es especialista y podemos verlos referenciados en sus espléndidos catálogos, todo sea dicho, que edita anualmente o con motivo de alguna feria. Cuando este tipo de libro es un mercado limitadísimo. ¿Por qué no le da el mismo trato a los pliegos de cordel? que los hay rarísimos y muy valiosos.

Creo que es criticable uno de los factores que enumera a la hora de valorar un libro. Dice el señor Asín en la Pág. 31. “En cualquier caso la rareza de un libro, si el tema no es apetecido por los bibliófilos, incide cada vez menos en el precio. “. Y digo yo, que es apetecido por los bibliófilos. Según Porter en su libro “Les Llibres”, y en su discurso “A los amigos de los libros” habla de 3.000 especialidades biblio-iconográficas. O es que todos los bibliófilos compran los mismos libros de las mismas temáticas. Creo que en este caso no es parcial y da la impresión de elegir como libros predilectos aquellos que buscan sus clientes. Por lo que menosprecia otros. Esto se nota en su valoración del libro navarro-aragonés. Y hoy en día el mercado es mucho más amplio, e Internet abre campo le guste o no, que no le gusta.

Dice que en las librerías se hacen bibliófilos y añora las tertulias librescas en las librerías, centro de comunicación y aprendizaje de libreros y bibliófilos. Por otro lado hecha de menos que no aparezcan nuevos bibliófilos. Por desgracia no he podido visitar su librería en Zaragoza, pero como he dicho antes, si que he podido visitar su stand en la Feria del Libro Antiguo de Valencia durante muchos años. Poco le he comprado, la verdad, tampoco me ha sabido vender. También es verdad que siempre me ha atendido su hijo Ignacio que es el que en realidad no me ha sabido vender. Mis primeras e inexpertas visitas, va aquí la dificultad de encontrar nuevos bibliófilos, fueron poco menos que bochornosas. A mi me atraían los libros antiguos y quería que me aconsejaran pero con D.Ignacio al frente era una labor costosísima. En las primeras ocasiones solo le faltaba el cartel “Solo pueden acercarse a los libros antiguos aquellos que demuestren conocimientos suficientes para apreciarlos”. Pasaron los años y una vez pasé la reválida me faltaba el carnet de cliente y algo le compré. Y hasta que no he sido presentado por otros eminentes bibliófilos, clientes suyos no he podido acceder con cierta relajación al sancta sanctórum de su fondo. ¿Qué entiende por captar nuevos bibliófilos? Siento, si por casualidad me lee Ignacio -que no creo que se rebaje a tal-, que se sienta ofendido, pero lo que escribo no es ni más ni menos lo que me transmitió durante muchos años. Pero el tiempo lo cura todo y como de todo se aprende, pelillos a la mar.
Vuelvo a repetir que a pesar de mis críticas y percepciones personales, es un libro imprescindible, documentado y vivo testimonio de un librero. Libreros de los que no podemos prescindir, pero que tienen que buscar nuevas soluciones y adaptarse a los nuevos tiempos. Grandes librerías incluyen sus magníficos catálogos en Internet como Els Llibres del Tirant, otros no son lentos como Blazquez o Bardón, otros tienen tienda virtual como Librería Farré o nombres internacionales como Quaritch, Maggs, Orssich, Antiquaariat Forum, Krown & Spellman, todas pertenecientes a ILAB (International League of Antiquarian Booksellers) que es un sello de garantía.
Las librerías son pilares fundamentales en nuestra pasión, pero creo que hasta que no me jubile no tendré tiempo para tertulias en sus establecimientos. A no ser que hagan como los museos, que cierren los lunes y abran los domingos, seguro que alguno me matará por esto. Pero recuerdo en Valencia el fenómeno de la librería Crisol, que la podías encontrar llena un domingo por la tarde y tener que guardar cola en caja para pagar. Era libro moderno, pero librería al fin y al cabo.

Podíamos seguir reflexionando a través de este libro, pero no me quiero extender demasiado, ni convertirlo en un monólogo. Espero vuestros comentarios y comenzaremos la tertulia, en otro entorno menos sugerente que una librería de viejo, pero cercano en la distancia.

En esta ocasión he preferido narrar, como reza el encabezamiento de mi blog, encuentros y desencuentros con la bibliofilia. La próxima entrega un gran libro.