domingo, 28 de septiembre de 2008

“Corona Gothica Castellana y Austriaca, 1658”




Muchas veces los bibliófilos hacemos la labor de rescatar libros perdidos por el ancho y largo de este mundo. Este vino de Philadelphia, allí estaba la librería donde lo localicé. No es un libro raro, pero conocía la obra y tenía ganas de encontrarlo e incluirlo en mi “fondo antiguo” y como siempre un buen precio te invita a adquirirlo. Cuando llego el libro a mis manos me sorprendió la conservación. Estaba sucio, pero no la suciedad que estoy acostumbrado a ver en otros libros viejos, ese polvo grisáceo, suave, que ennegrece las manos, fruto del tiempo y del desuso, similar al de las botellas de vino de una bodega olvidada. El polvo que lo cubría era negro, negro intenso, fruto de una sociedad moderna, estaba adherido, También el tiempo se había ocupado de aquello, pero olía diferente era como eléctrico, como el negro polvo del interior de una televisión, no era agradable como el aroma de nuestros libros españoles; piel, madera, incienso, humedad y tiempo. Pero tiempo sosegado. En él no hay manchas de humedad, esta seco, reseco diría yo. Se le hecha en falta ese pequeño nivel de humedad. En cierto modo tampoco le ha ido mal pues la conservación es buena, pero se nota que no es de aquí.




El libro esta impreso en Amberes (recuerdos de los tiempos imperiales) por los buenos hermanos impresores, Ieronymo y Iuan Baptista Verdussen, de cuyas prensas salieron grandes obras del Siglo de Oro español, de las cuales algunas se repartirían a lo largo de las posesiones de ultramar. El papel es magnífico, grueso y bien hecho, así como la tipografía y la entintada. ¡Que diferencia con lo que se hacía en la península en esta época!

Contiene este libro un sello seco, el menos perjudicial de los exlibris aunque el menos vistoso, que indica que este libro perteneció al Theological Institute of Connecticut, actual Hartford Theological Seminary. El buen dato que nos da este sello seco, es que esta primera denominación solo se hizo desde su fundación en 1834 hasta 1885, periodo en el que ingresaría el libro. También se sabe que uno de los fundadores del Theological Institute of Connecticut fue Jonathan Cogswell y que además hizo una gran donación a su biblioteca y que en aquella época contaba con tres mil volúmenes. Por lo que es de suponer que este libro pasó por Jonathan Cogswell. Aunque no sepa donde consiguió este libro, es significativo que Connecticut es de fundación holandesa, así que es probable que llegara este libro a Nueva Inglaterra con algún colono.




En cuanto al autor Diego de Saavedra Fajardo (o Faxardo como indica el libro) nació de noble estirpe en Algezares (Murcia) el 6 de mayo de 1584 y murió el 24 de diciembre de 1648 en Madrid. Estudió en la Universidad de Salamanca Derecho entre 1600 y 1608. En 1607 recibe el hábito de la Orden de Santiago y marcha a Roma donde en 1612 empieza su carrera diplomática en varios destinos en Italia y en la corte pontificia Desde 1608 en Roma, desempeñó primero diversos cargos en la corte pontificia y más tarde varios destinos diplomáticos en Italia. Su actividad diplomática no conoció descanso, ya que se ganó la confianza de Felipe IV así en 1633 partió a Baviera centro de la Guerra de los Treinta Años. Los diez años siguientes pasó a representar los asuntos de la Monarquía Hispánica en diversas cortes alemanas. Entre 1635 y 1648 se suceden los periodos de guerra con varios intentos de solución por medio de tratados, en gran parte de los cuales intervino Saavedra procurando defender los intereses de España como ministro plenipotenciario en el congreso de paz de Westfalia. Aunque abandonó el congreso antes de la conclusión de la paz, es innegable que le tocó a Diego de Saavedra lidiar con uno de los periodos más amargos de la historia de España, el de la pérdida no solo de posesiones territoriales, sino de la hegemonía del Imperio Español en Europa, de lo que era muy consciente y de lo que fue protagonista directo. Testimonio de esos años son algunos opúsculos satírico-políticos como Locuras de Europa y otros. Saavedra regresa a Madrid enfermo y se retira al Convento de los Agustinos Recoletos, cuyo solar ocupa hoy en día la Biblioteca Nacional. Allí fallece el 24 de Diciembre de 1648.



Entre sus obras, además de la que nos ocupa y la anteriormente citada, destaca “Idea de un príncipe político cristiano en cien empresas” (1640), que pertenece a la tradición de la literatura de 'regimiento de príncipes' a través de emblemas (imágenes simbólicas unidas a lemas). Otras obras son “La república literaria” (1655) y “Política y razón de estado del Rey Católico don Fernando”.

En cuanto a la descripción del libro, como os he comentado está bastante bien. Como se suele decir “para la edad que tienes, que bien te conservas”. La encuadernación es de pergamino flexible y conserva señales de cierre, con el lomo rotulado “Corona Gothica” en hermosas letras de época que ocupan todo el lomo longitudinalmente, aunque la tinta está un poco desleída. Es un formato 4º, contiene 8 h. + 513 pags. +11 h.




La portada es a dos tintas, con un grabado de un león que sostiene una lápida con el anagrama del impresor, todo ello circunscrito en una orla. Le sigue la dedicatoria al Príncipe, otra al lector, índice de capítulos contenida en esta primera parte (la segunda nunca se escribió, que seria la historia de los reyes posteriores a los godos) desde Alarico hasta Don Rodrigo, para finalizar los preliminares con la Aprobación y la Suma del Privilegio. La caja de texto esta ocupada en dos terceras partes por el texto de cada capítulo y la otra tercera por las notas. En algunas ocasiones las notas pasan por debajo del texto, llegando a ocupar en algunas páginas más espacio que el propio texto. Termina el libro con un sumario y un índice de libros que se citan en la obra. Este índice da cuenta de lo estricto y fidedigno que fue Saavedra a la hora de confeccionar esta obra; buena cuenta da de ello todas las anotaciones marginales que documentan el texto.





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